En unos días estaré pisando nuevamente mi tierra. Son tantas las emociones que se mezclan, los pensamientos e imágenes que golpean, rebotan por todas partes, se me hace un nudo en el estómago. El vértigo ese que apenas se acerca a lo real cuando uno lo describe, es parte de acercarse a la parte íntima de uno mismo, de todo aquello que es uno mismo sin explicaciones.
La lista de todo lo que quiero hacer en 21 días ya se torna imposible: estar con mis viejos el mayor tiempo posible, disfrutar hermanos y sobrinos, amigos, visitar algún tablado, la casa de mi tía en verano es imperdible con sus frutas maduras con aroma y sabor a frutas, una charla con mi tía Irma también, pasear por la rambla, sacar fotos (miles si es posible), comer panchos en la feria (únicamente en la feria), ir al Parque Central, al rosedal, a las plazas Zabala y Matriz.... no puedo parar, es imposible.
Sé que también voy a extrañarte, a vos, a la casa, la cama, el perro, las plantas, las calles y las lágrimas que me caen todos los días cuando al levantarme, extraño otra vez mi paisito.

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